BENITO PÉREZ GALDOS (ESPAÑA,1843-1920)

 

Benito Pérez Galdós P Independencia

Benito Pérez Galdós P Independencia (Photo credit: Wikipedia)

 

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Overview

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Original statue of Benito Pérez Galdós at the same House-Museum. (Photo credit: Wikipedia)

Original statue of Benito Pérez Galdós at the same House-Museum. (Photo credit: Wikipedia)

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Novelista y dramaturgo español, uno de los escritores más representativos del siglo XIX, junto con Clarín y Emilia Pardo Bazán. Nació en Las Palmas(Islas Canarias) en 1843, el décimo hijo de un coronel del Ejército. Fue un niño reservado, interesado por la pintura, la música y los libros. La llegada a Las Palmas de una prima le trastornó emocionalmente y sus padres decidieron que fuera a Madrid a estudiar Derecho, en 1862. En esta ciudad entra en contacto con el krausismo por medio de Francisco Giner de los Ríos, el cual le anima a escribir y le presenta en la redacción de algunas revistas. Se transforma en un madrileño que frecuenta tertulias literarias en los cafés, que asiste puntualmente al Ateneo madrileño, que recorre incesantemente la ciudad y se interesa por los problemas políticos y sociales del momento: se define a sí mismo como progresista y anticlerical. En 1868 viaja a París y descubre a los grandes novelistas franceses. A su regreso traduce a Dickens, escribe teatro y, por fin, en 1870 se decide a publicar su primera novela, La Fontana de oro, con el dinero que le da una tía, ya que en esa época las novelas o se publicaban por entregas en publicaciones periódicas, revistas y periódicos, o corrían a costa del autor; la obra era todavía romántica pero en ella ya empezaban a verse sus ideas radicales que aflorarán en el decenio siguiente. En estos años comienza a escribir los Episodios nacionales, en la década de 1880, su época de máxima creación. También en estos años se compromete activamente en política, ya que de 1886 a 1890 es diputado por el partido de Sagasta, aunque nunca pronunció un discurso. A pesar de la oposición ultracatólica que no le perdonó haber escrito Doña Perfecta (1876), un panfleto anticlerical, fue elegido miembro de la Real Academia Española. La obra de Galdós se caracteriza por su marcado y nítido realismo. Él es un gran observador con toques geniales de intuición que le permiten reflejar tanto las atmósferas de los ambientes y las situaciones que describe como los retratos de lugares y de personajes. Se sirve del lenguaje para identificar a sus personajes y esto ha hecho que muchas veces se le acuse de lo que no es: usa un lenguaje ramplón cuando describe o habla un personaje ramplón. Galdós dividió su obra en “Episodios nacionales”, “Novelas españolas de la primera época” y “Novelas españolas contemporáneas”. Además hay que considerar su teatro.

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FUENTE:

http://www.epdlp.com

Hasta 1880 son unas novelas de tesis, maniqueas, donde los buenos son personajes modernos, abiertos, liberales y progresistas, y los malos, conservadores, tradicionalistas, fanáticos religiosos e intransigentes. Obras simplistas llenas de ardor juvenil. Entre éstas destacan Doña Perfecta (1876), Gloria (1877) y La familia de León Roch (1878). En Doña Perfecta cargó las tintas en el anticlericalismo y en el enfrentamiento entre progreso y tradición; en Gloria repartió por igual la intransigencia religiosa entre judíos y católicos, y en La familia de León Roch entre católicos y liberales. Desde 1873 a 1912, Pérez Galdós se propuso el ambicioso proyecto de contar la historia novelada de la España del siglo XIX, es decir, desde 1807 hasta la Restauración, con la intención de analizar el protagonismo de las fuerzas conservadoras y de progreso en España. Son 46 novelas distribuidas en cinco series de diez obras cada una, excepto la última que quedó interrumpida y sólo tiene seis. Obras corales, épicas, que cubren la anécdota del protagonista individual. Muy lejos de la novela histórica del romanticismo, Galdós se documenta con rigor y hasta donde puede de los hechos históricos y los comentarios están narrados con gran objetividad. Las dos primeras series (1873-1879) cubren la guerra de Independencia y el reinado de Fernando VII. En ellas el autor manifiesta un cierto optimismo en una evolución lenta pero segura hacia el progreso. Entre las obras más celebradas de estas series se encuentran TrafalgarBailénNapoleón en Chamartín o La familia de Carlos IV. En 1898, retomó de nuevo las series, en las que trabajó hasta 1912. Cubre desde las Guerras Carlistas hasta la Restauración. El optimismo galdosiano se ha apagado y ahora aparece la visión amarga de la España profunda dividida y enfrentada en guerras fratricidas; ante esta convicción el autor busca una salida en el ideal de “la distribución equitativa del bienestar humano” resultado de su izquierdismo político. Algunas de las obras de este periodo son ZumalacárreguiMendizábalDe Oñate a La GranjaAmadeo I o el último episodio, Cánovas.

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A partir de 1881 son más de veinte y casi todas se desarrollan en Madrid. En estas obras el autor ya no utiliza planteamientos maniqueos religiosos o políticos para valorar las conductas de sus personajes, y con plena libertad analiza sus sentimientos, deseos y frustraciones. Lo que surge es un conjunto impresionante de mezquinos, bondadosos, burgueses adinerados, nobles arruinados, desheredados, grandezas y miserias de gentes que viven para aparentar. Galdós consigue captar esta pluralidad social y vital con técnicas narrativas nuevas sirviéndose tanto del monólogo interior, como del estilo indirecto o del personaje narrador —que ya había utilizado en los primerosEpisodios Nacionales—. Ahora el autor presenta y el lector juzga. La primera de estas novelas es La desheredada (1881), obra naturalista en la que la protagonista, una muchacha loca que está en el manicomio de Leganés (Madrid), se cree descendiente de un aristócrata y acaba en la prostitución; El amigo Manso (1883), obra que ya anuncia las “nivolas” de Miguel de Unamuno, plantea el contraste entre un profesor krausista y su superficial y taimado alumno; en Tormento (1884) la protagonista es engañada y seducida por un sacerdote disoluto y la recoge un indiano enriquecido aunque no se casa con ella; en Miau (1888) describe las penalidades de un cesante progresista durante un gobierno conservador, y el infierno de la burocracia; la usura aparece tratada en Torquemada en la hoguera (1889) en la que se narra la ascensión social de un usurero que acaba convertido en senador; el tema ético y religioso se aborda en Nazarín (1895), que Luis Buñuel llevó a la pantalla, como también hizo con otra novela de Galdós,Tristana en la que se ve a un sacerdote perder la fe porque su pureza evangélica no es comprendida ni aceptada por un mundo mezquino; Misericordia (1897) está considerada como una de sus obras maestras y en ella retrata a la dulceBenina que mendiga para llevar dinero a la casa en la que trabaja de criada sin cobrar y en la que aparece el retablo más descarnado de la miseria madrileña. Entre todas estas obras destacaFortunata y Jacinta (1887) el mural más extraordinario sobre la historia y la sociedad madrileña de la época y una de las mejores novelas de la literatura española. El paso de los años le daban brío y en 1892 se entregó a la reforma del teatro nacional. El estreno de Electra (1901) supuso un acontecimiento nacional: al acabar la representación los jóvenes modernistas acompañaron al autor hasta su casa en olor de multitud. En 1907 volvió al Congreso, como republicano, y en 1909 con Pablo Iglesias, fue jefe titular de la “conjunción republicano-socialista”. Su izquierdismo fue el causante de que no se le otorgara el Premio Nobel. En 1920 murió ciego y pobre en Madrid, su ciudad de adopción.

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Textos:


Misericordia (fragmento)
Nazarín (fragmento)
Trafalgar (fragmento)

Benito Pérez Galdós
Misericordia (fragmento)

“ Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda negra bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergeño y la expresión sentimental y dulce de su rostro, todavía bien compuesta de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el mundo en penitencia. Le faltaban sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse que hacía las veces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como a media pulgada más arriba del entrecejo. 

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English: Monument to Emilia Pardo Bazán in Mad...English: Monument to Emilia Pardo Bazán in Madrid. Español: Monumento a Emilia Pardo Bazán en Madrid. (Photo credit: Wikipedia)

Portada del Episodio Nacional Trafalgar, publi...

Portada del Episodio Nacional Trafalgar, publicado por la Librería y Casa Editorial Hernando (S. A.) en Madrid, 1935 (Photo credit: Wikipedia)

Portada del Episodio Nacional Trafalgar, publicado por la Librería y Casa Editorial Hernando (S. A.) en Madrid, 1935 (Photo credit: Wikipedia)

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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (ESPAÑA,1881-1959)

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ZENOBIA CAMPRUBÍ AYMAR

http://youtu.be/qCfMQgj2Ceo

POETAS ANDALUCES,EL VIAJE DEFINITIVO,JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer (Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla. Los poemas de Rubén Darío, el miembro más destacado del modernismo en la poesía española, le conmovieron especialmente en su juventud. También sería importante la lectura de los simbolistas franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía. En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos:Ninfeas y Almas de violeta. Poco después se instalaría en Madrid, haciendo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos, donde se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de toda la vidaZenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia. Moriría en este último país, donde recibió ya casi moribundo la noticia de la concesión del Premio Nobel.

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La obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, fue repudiando o de los que salvaba algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones. Las principales son Poesías escogidas (1917), Segunda antología poética (1922), Canción (1936) y Tercera antología (1957). La influencia del modernismo se percibe en sus primeros libros, aunque su mundo poético pronto apunta, como el de Bécquer , hacia lo inefable, con unos poemas hechos a partir de sensaciones refinadas por la espiritualidad, y de sutiles estados líricos, con un lenguaje musical. Pero el arte de Juan Ramón Jiménez se hace independiente de cualquier escuela, aunque el simbolismo, ya totalmente asumido, siga influyendo en su poesía casi hasta el final. Con el paso de los años su estilo se hace cada vez más depurado, siempre en busca de la belleza absoluta, de la poesía y del espíritu que él intenta fundir con su lirismo esencial interior, sin dejar de ser al mismo tiempo metafísico y abstracto, como se aprecia en Baladas de Primavera (1910) o La soledad sonora (1911). Diario de un poeta recién casado(1917), escrito básicamente durante su viaje a Estados Unidos, donde conoció y se casó con Zenobia, es uno de los grandes libros de la poesía española. Contiene ritmos inspirados por el latir del mar, verso libre, prosa, sugerencias humorísticas e irónicas. El libro supone un canto a la mujer, el mundo marino y Estados Unidos. Siguen Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919) y uno de los puntos más altos de su poesía, Estación total, un libro escrito entre 1923 y 1936, aunque no se publique hasta 1946. La identificación del poeta con la belleza, con la plenitud de lo real, con el mundo, es casi absoluta. La palabra aúna abstracción y realidad, y el poeta se convierte en -total- -concepto ya utilizado por Juan Ramón Jiménez-, y que significa -lo universal-. Poeta total, es para él, por tanto, aquel que logra la comunión con el universo, conservando, sin embargo, su voz personal.

Los escritos en prosa que formarían posteriormente la vasta galería Españoles de tres mundos (1942) empezaron a publicarse en diarios y revistas en los años inmediatamente anteriores a su exilio. Otro libro suyo escrito en prosa poética -y al que le debe gran parte de su fama universal- es Platero y yo (1917), donde funde fantasía y realismo en las relaciones de un hombre y su asno. Es el libro español traducido a más lenguas del mundo, junto con Don Quijote de Miguel de Cervantes. Escribió ya en América los Romances de Coral Gables (1948) y Animal de fondo (1949). Con ellos y el poema ‘Espacio’, Juan Ramón Jiménez alcanza lo que se ha llamado su -tercera plenitud- determinada por el contacto directo con el mar. En Animal de fondo el símbolo lo expresa con un lenguaje próximo a una religiosidad inmanente y panteísta. La poesía antes que palabra es conciencia; inteligencia que permite al poeta nombrar. El tiempo acaba fundiéndose con el espacio. El poeta simbolista y romántico, metafísico después y puro -que configuran al Juan Ramón Jiménez más hondo e intenso-, se revela finalmente como un visionario y metafísico que mantiene una alta tensión poética a partir de iluminaciones nacidas en lo profundo de su sensibilidad.

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TEXTOS :

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Juan Ramón Jiménez
Jardines lejanos (VI)

“ No hay sol; el cielo de invierno
es de bruma y nubes blancas;
sólo hay un raso celeste
sobre las araucarias.

La avenida abre su sueño
llena de mujeres pálidas …
los vientos están jugando
con las sedas perfumadas.

Hay caricias como rosas
en la lívida mañana;
la carne en flor da el perfume
que han perdido las acacias.

Es un pecado discreto,
es una carne cristiana
que va a misa, con un lirio
entre rosas deshojadas;

carne que nunca podrá
sobre la dulce frescura
de las espaldas románticas …

en la mañana galante
rezan a Dios las campanas;
desde dentro están llamando
los corazones en gracia.

¡Fondos de oro, con albores
floreados, con fragancia
de purezas sin latido,
con dulzura de gargantas!

Pero el cielo gris ha puesto
muy rosas todas las almas
y tiende rasos celestes
sobre las araucarias … ”

Juan Ramón Jiménez
Platero y yo (fragmento)

“ En el arroyo grande que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, perdida toda bajo su carga de hierba y de naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pechillo en flor al borricuelo, más pequeño, ¡ay!, y más flaco que Platero. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los niños valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo, entre las flores. Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico miserable. Lo obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero y les subió la cuesta. ¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas. Con su llorosa alegría, me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio áureo. 

FUENTE: http://www.epdlp.com

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Juan Ramón Jiménez
Rosas mustias cada día

“ Todas las rosas blancas de la luna caían,
por la ventana abierta, en el cuerpo desnudo …
Mirando aquellas carnes blandas que florecían,
hundido entre mis sueños, yo estaba absorto y mudo.

¡Oh su sexo con luna! ¡Esencia indefinible
de su sexo con luna! Hervían los blancores
de la carne, y el rostro, perdido en lo invisible
de la penumbra, lánguido, cerraba sus colores.

Era el enervamiento del dolor … Y cual una
rosa de treinta años, opulenta y desierta,
el cuerpo blanco se elevaba hacia la luna
frío, espectral, azul, como una pompa muerta … ”

GALARDONES :

NOBEL (1956)

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http://www.epdlp.com/premios.php?premio=Nobel

Los Premios Nobel se conceden cada año a personas, entidades u organismos por sus aportaciones extraordinarias realizadas durante el año anterior en los campos de la Física, Química, Fisiología y Medicina, Literatura, Paz y Economía. Otorgados por primera vez el 10 de diciembre de 1901, los premios están financiados por los intereses devengados de un fondo en fideicomiso contemplado en el testamento del químico, inventor y filántropo sueco Alfred Bernhard Nobel. El Nobel de Literatura, es entregado por la Academia de Estocolmo. Además de una retribución en metálico, el ganador del Premio Nobel recibe también una medalla de oro y un diploma con su nombre y el campo en que ha logrado tal distinción. Los jueces pueden dividir cada premio entre dos o tres personas, aunque no está permitido repartirlo entre más de tres. Si se considerara que más de tres personas merecen el premio, se concedería de forma conjunta. El fondo está controlado por un comité de la Fundación Nobel, compuesto por seis miembros en cada mandato de dos años: cinco elegidos por los administradores de los organismos contemplados en el testamento, y el sexto nombrado por el Gobierno sueco. Los seis miembros serán ciudadanos suecos o noruegos.

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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (ESPAÑA,1888-1963)

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EL POETA D. JOSÉ MARÍA MEDINA ESTEBAN

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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA.»LA INMORTALIDAD»

Periodista y escritor español, peculiar y original al que se le debe la creación de la greguería y cuya personalidad fue tal que se le conoce simplemente por Ramón. Nació en Madrid, hijo de un ilustre jurista, y estudió Derecho, pero desde muy temprano se sintió atraído por el periodismo. Siempre se manifestó como un iconoclasta con respecto a las artes y tendencias culturales al uso y se mostró como un vanguardista de las vanguardias. Su obra se caracteriza por su arrolladora personalidad, hasta tal punto que creó un estilo conocido como el ramonismo, sinónimo de independencia, esteticismo y provocación. Autor prolífico de más de cien libros de todos los géneros como la novela, el ensayo, el cuento, el teatro o el artículo periodístico —del que fue maestro— y de la greguería, que él mismo definió como «metáfora más humor». Practicó el madrileñismo, una ligazón especial con esta ciudad de la que le atraía su vida cultural y bohemia y que definió como «Madrid es no tener nada y tenerlo todo». Sin embargo, no hay que confundirse y considerarlo como un frívolo divertido; fue un nihilista que ante la sociedad caótica y carente de valores que le tocó vivir respondió con la extravagancia casi esperpéntica. Escribió en El Sol, La Voz, Revista de Occidente, El Liberal. Con Azorín fundó el PEN Club español. Fue secretario del Ateneo de Madrid. Al estallar la Guerra Civil española marchó a Buenos Aires, de donde no regresó más, si no fue, en 1949, por una corta visita.

FUENTE: http://www.epdlp.com

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Biografía

La vida de Ramón ha sido recogida por varios escritores biógrafos: algunos de ellos, amigos suyos. Una de las biografías de referencia fue escrita por él mismo durante su periodo de auto-exilio en Buenos Aires a la edad de sesenta años. El periodo que comprende su vida va desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. Este periodo fue testigo de grandes cambios sociales y políticos en Europa y España. Fue importante su papel como vehículo de entrada en España de las vanguardias.

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«El beso es hambre de inmortalidad»,Ramón Gómez de la Serna #CITAS

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FUENTE: http://es.wikipedia.org

Infancia y juventud

Nace Ramón en Madrid el 3 de julio de 1888, en el número cinco de la calle de las Rejas (en la actualidad, número siete de la calle Guillermo Rolland).1Hijo de don Javier Gómez de la Serna y Laguna un abogado de clara vocación por el partido liberal y funcionario del Gobierno del Ministerio de Ultramar, y su madre doña Josefa Puig Coronado que poseía una línea directa con la escritora Carolina Coronado (su tía).5 Al ser bautizado en la Iglesia de San Martín se le imponen los nombres de Ramón Javier José y Eulogio.6 Pasó su infancia entre juegos por la Plaza de Oriente, acompañado de su tía Milagros. Algunos años después la familia se traslada a la calle de la Cuesta de la Vega cercana a la calle de Segovia (a la altura del viaducto). Una subida de alquileres, unido a la espera de un nuevo hermano de Ramón, hicieron que la familia se trasladara a la céntrica calle de Corredera Baja de San Pablo (cerca del Teatro Lara, por aquella época recién inaugurado). Es en esta época en la que comienza su formación en el Colegio madrileño del Niño Jesús. Debido al desastre de 1898 se cerró el Ministerio de Ultramar lo que obligó a su padre a presentarse a una oposición como registrador de la propiedad, oposición que finalmente ganó, haciendo que la familia se tuviera que trasladar a Frechilla (pueblo de la provincia de Palencia).

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Tres años pasará Ramón, junto a su hermano José, ambos internados en el Colegio de San Isidoro en la ciudad de Palencia (cerca de la Catedral). Durante estos tres años la situación política española era muy complicada, la pérdida progresiva de las colonias y la agitación política hacían que las aspiraciones políticas de Ramón Javier José y Eulogio estuvieran atentas y en sus frecuentes viajes a la Capital va adquiriendo un renombre hasta ser elegido como diputado. Esta situación hace que la familia regrese de nuevo a Madrid a una casa ubicada en la calle Fuencarral (números 33-34), Ramón continúa sus estudios en los Padres Escolapios del Instituto Cardenal Cisneros. Su tío Andrés García de Barga y Gómez de la Serna (un año mayor que él), apodado Corpus Barga, con su ejemplo le incita indirectamente para escribir. En 1903 Ramón acaba su bachillerato y su padre le regala como premio un viaje a París. Este viaje lo hace solo, y con una pequeña aportación económica se acomoda en una pensión cercana al Sena.

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Tras el periodo de bachillerato se inscribe en la Facultad de Derecho, estudios por los que al cabo de los años no parece ofrecer mucho apego.6 Su tío publica sorpresivamente un libreto a la edad de los diecisiete años titulado Cantares, un canto melancólico a los años de la adolescencia. Ramón se ve espoleado por la prematura afición de su familiar por la literatura y se esfuerza por emularle. En 1905 su padre, que era por aquel entonces Director General de Registros y Notariado, le financia su primera obra titulada Entrando en fuego. Ramón tenía dieciséis años al publicarse en la imprenta delDiario de Avisos de Segovia. La familia se sorprende por la aparición de dos escritores a tan temprana edad, con la excepción de su tía Carolina Coronado que les anima. A pesar de ello, desconociendo los motivos en 1908 se matricula en la Universidad de Oviedo para continuar sus estudios de derecho. A pesar de acabar la carrera nunca llegó a ejercer la profesión: el afán literario le absorbió. La familia le aconseja que aprovechando la carrera oposite a la Administración. En 1908 publica el que será su segundo libro Morbideces en el que se retrata a sí mismo en su propia juventud y contiene los principios de lo que se considera su estilo.7 Es en esta época cuando muere su madre Josefa Puig Coronado. Empezó su carrera literaria en el periodismo, donde destacó por su carácter original, ejerciendo una rebelión imaginativa y nihilista contra una sociedad anquilosada, burguesa y sin expectativas. Es en esta época cuando empieza a rondar los cafés de tertulia de Madrid, sale a las diez de la noche, tras cenar y regresa a las dos, trabaja por la noche.

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TEXTOS

Ramón Gómez de la Serna
Automoribundia (fragmento)

» Un día de aquel tiempo -eran las tres de la tarde- estaba al balcón de la sala, subido en sus zancos de hierro, obsesionado con la guerra de los yanquis, cuando bajé el escalón de hierro y, como si hubiese tenido un ataque de telepatía, le dije a mi padre con consternación: -Han tomado Santiago… Hemos perdido la guerra-. En efecto, unas horas más tarde apareció el extraordinario de El Imparcial con la noticia catastrófica, final del imperio colonial de España, que por último iba a respirar sola y tranquila. »

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La mujer de ámbar (fragmento)

» Nápoles es la ciudad más inmortal que he conocido. Todas las ciudades si desapareciesen por completo no sé si resucitarían o quedarían en ruinas. Nápoles habrá de resucitar época tras época por el sitio en que está y porque la dulzura de vivir está escrita indeleblemente en el sitio que ocupa.
(…)
La vida allí se siente como un atardecer imperecedero, no como cosa que pasa sino como una coquetería de lo eterno. Vivir con tranquilidad la mañana de Nápoles, sobre todo el mediodía, es inmortalidad pura. El apetito es enorme, dorado, musical, como un cántico, y dos cosas impresionan al que ya tiene despensa propia, el aceite y el vino, que se hermanan como en un abrazo fraterno. 
»

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Nostalgias de Madrid (fragmento)

» Madrid es tener un gabán que abriga mucho y con el que se puede ir tranquilo hasta a los entierros con relente. Madrid es no admitir lo gótico. Madrid es la improvisación y la tenacidad. Madrid es quedarse alegre sin dinero y no saber cómo se pudo comprar lo que se tiene en casa. Madrid es un lugar de pocas palmeras. Madrid es presenciar cómo los churreros hacen los churros como si hiciesen monedas falsas, algo clandestino en la noche, pero legítimo en la mañana. »

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MARCELINO MENÉNDEZ Y PELAYO (ESPAÑA,1856 – 1912)

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MENÉNDEZ Y PELAYO,MARCELINO

Filólogo y crítico literario español, considerado el erudito y sabio por excelencia del siglo XIX. Nació en Santander y en esta ciudad cursó sus primeros estudios, donde -según sus biógrafos- destacó como niño prodigio; asistió a la Universidad de Barcelona pasando después a la de Madrid y a ampliar estudios en Portugal, Francia e Italia. En 1878 (con 21 años de edad) obtuvo la cátedra de Literatura en la Universidad Central de Madrid y en 1881 ya era miembro de número de la Real Academia Española. Poco después lo sería de la de Historia y desde 1898 fue director de la Biblioteca Nacional de Madrid. Estos datos sirven para situar y comprender por qué se le considera el miembro más precoz de la erudición española y que críticos posteriores le señalen como «sabio» de las letras hispanas. Su formación humanística era sólida y estaba dotado de una gran memoria y capacidad de trabajo. Una de las obras más importantes de la historiografía española, Historia de los heterodoxos españoles, la publicó en 1881. En esta obra plantea la religiosidad que subyace en todo el pensamiento español, incluso en aquellos personajes que manifiestamente se declaran contrarios a la Iglesia. Sus trabajos abarcan tanto la historia, como la filosofía, la literatura y la crítica. Debe mucho a su maestro Milá y Fontanalls, así como Ramón Menéndez Pidal también es deudor suyo por la escuela que inició: concebir una literatura española ligada al territorio peninsular español atendiendo por igual y sin distinciones otras lenguas o culturas peninsulares del pasado o presente. Este planteamiento, ligado a su concepción de que lo nacional español es lo tradicional católico, ha hecho que la crítica posterior encuentre ciertas dificultades para valorarlo objetivamente, aunque siempre se destaca su sensibilidad histórica y libertad crítica de pensamiento. Su obra fue ingente; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas publicó sus Obras completas, en 1940, en 65 volúmenes, sin tener en cuenta sus epistolarios y notas. Entre sus obras más importantes hay que recordar la Historia de las ideas estéticas (5 volúmenes), Orígenes de la novela (4 volúmenes),Antología de poetas líricos españoles (10 volúmenes), Estudios sobre el teatro de Lope (6 volúmenes), Historia de la poesía hispanoamericana (2 volúmenes) o Historia de los heterodoxos españoles (8 volúmenes).

FUENTE : http://www.epdlp.com

 

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TEXTOS :

De las vicisitudes de la filosofía platónica en España (fragmento)

» De los dos gigantes de la filosofía griega y aun de toda filosofía, Aristóteles ha influido en la educación del género humano mucho más directamente que Platón. La manera libre, vaga y poética de la Academia, ha tenido siempre menos adeptos que la rígida disciplina y el severo dogmatismo del Liceo. La influencia de Platón en el mundo moderno es, por decirlo así, influencia expansiva y difusa; la influencia de Aristóteles es influencia concentrada, formal, despótica. La una, más que doctrinas cerradas, ha inspirado vagos anhelos y generosas idealidades; la otra ha cristalizado el pensamiento en fórmulas y categorías. El platonismo ha servido como estímulo de invención y despertador de propio pensar; el peripatetismo, como organización sistemática y método de enseñanza. Enlazados estrechamente en su origen, hasta el punto de ser a los ojos de quien no se deje deslumbrar por diferencias más accidentales que íntimas, una sola filosofía y no dos, han llegado a separarse totalmente en su evolución histórica, hasta el punto de aparecer como encarnizados enemigos y odiosos rivales. La bandera del maestro ha protegido a todos los disidentes de la escuela del discípulo, y raras circunstancias han hecho que en los períodos críticos la bandera de Platón haya aparecido siempre como bandera de libertad; la de Aristóteles, como bandera de orden, cuando no de servidumbre. Todos los insurrectos de la escolástica árabe, judía o cristiana, son en mayor o menor grado platónicos. Ha habido en todo esto singulares contrasentidos, derivados casi siempre de un falso, superficial y no directo conocimiento de los dos grandes filósofos griegos, cuyos nombres se invocan sin cesar como gritos de combate; pero para la historia de la filosofía, tanto importa el Aristóteles falsificado como el genuino; tanto el Platón fantaseado por los alejandrinos y los teósofos, como el mismísimo discípulo de Sócrates en sus propios originales. Entre ambos pensadores han pasado por una serie de encarnaciones y metamorfosis no menores que las de los dioses del politeísmo antiguo; la virtud genial del pensamiento humano es tan invencible, que aun imponiéndose un yugo y acatando una autoridad, halla siempre algún resquicio por donde reconquistar su libertad nativa, y a la sombra de un comentario o de una interpretación, a veces desvariada y mil leguas distante del texto que se interpreta, acierta a producir sistemas originalísimos. Si desde el principio de la Edad Moderna Aristóteles y Platón hubiesen sido perfectamente entendidos y críticamente explicados, como han llegado a serlo en nuestros días, el desarrollo histórico de la filosofía se hubiese verificado ciertamente por diverso camino y dentro de otros moldes, pero quizá el resultado especulativo hubiese diferido muy poco del que hoy alcanzamos. Pero sin perdernos en vagas conjeturas sobre lo que pudo ser, y ateniéndonos a lo que realmente fue, es cosa de toda evidencia que la filosofía anterior a Kant se desenvolvió orgánicamente bajo la forma de la enciclopedia aristotélica, así en la división de los tratados y de las cuestiones, como en el modo de plantear los problemas y de traerlos a resolución; siendo el mismo cartesianismo más bien un llamamiento a la independencia de la razón, que una verdadera filosofía, y siendo el empirismo sensualista una remozada interpretación de ciertos conceptos que estaban en germen más o menos latente, en la psicología experimental de Aristóteles, por más que desde Bacon en adelante fuese hábito en los innovadores superficiales renegar de su verdadero si bien no confesado maestro. Aristóteles, no sólo por la fuerza del pensamiento especulativo, sino por haber sistematizado todas las nociones científicas que en su tiempo existían (herencia que el género humano acrecentó poco durante largos siglos), por haber llegado a una concepción total del mundo y de la vida, por haber satisfecho con unidad y grandeza la aspiración incontestable de ley, método y disciplina, que en todo ser racional existe, merecía y no podía menos de obtener la cátedra de ciencia universal en que la Edad Media le puso. Pero por grandes que el prestigio y la autoridad de Aristóteles fuesen, nunca, ni en la Edad Media, ni mucho menos en el Renacimiento, dejaron de levantarse contra su dominación voces hostiles, unas solicitando la renovación total o parcial de los métodos; otras limitándose a hacer la crítica de lo existente y reservando la tarea de edificar para después de haber demolido; otras aspirando a cierta manera de eclecticismo o de concordia; algunas, en fin, procurando restaurar lo que alcanzaban de la filosofía griega anterior al Estagirita, y naturalmente con más predilección, las doctrinas, nunca del todo olvidadas, del idealismo platónico. Nadie ignora por qué camino habían llegado éstas al mundo moderno. Sin la escuela de Alejandría sería imposible explicarlo. Por medio de Philón y de los judíos helenizantes, penetraron en la ciencia talmúdica y en la Cábala; por medio de Orígenes y del seudo-Areopagita penetraron en la ciencia cristiana, y con Escoto Eríugena descendieron por el río de la Escolástica; finalmente, por medio de los libros de Proclo, del falso Empédocles y de otros teósofos del último tiempo, alcanzó la influencia a los nestorianos de Persia y de Siria, que iniciaron a los árabes en la filosofía. Así, en tres divergentes rayos, irradió el sol de la ciencia antigua desde un solo foco, que en rigor no era platónico ni aristotélico, sino sincrético, predominando Aristóteles en la lógica y en la física, y Platón en la metafísica y en la teología. »

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Sus ojos

» Cien veces los miré, mas nunca supe
Cuál era su color; fijos los míos
En su lumbre, contentos se anegaban,
Y al parecer veïan;
Pero el alma sedienta penetraba,
A través de las formas veladoras,
En busca del recóndito sentido,
Como busca el teósofo,
Signada en piedras, plantas y metales,
La huella del Señor; letras quebradas
Que anuncian su poder; cifra del nombre
A lengua terrenal siempre vedado.
No sé si azules son, garzos o negros.
Quede a vulgares ojos
El reflejar la luz del mediodía,
De bullidores átomos enjambre,
O la niebla del norte,
De graves pensamientos compañera,
Y de recio sentir inspiradora
Porque en los ojos de la amada mía
No se reflejan las terrenas cosas,
Sino sus arquetipos,
De perfección radiantes y hermosura,
Y aquella luz más alta e increada
De las puras ideas.

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Ideal de virtud, de ciencia y gloria,
Sueños alegres de mi mente joven,
Visiones del Cantábrico Oceano,
Roto jirón de niebla,
Que en las tardes de otoño me traías
Mil vagas sombras y flotantes coros,
Por divina manera congregando
Lo que en los libros vi bullir y alzarse,
Lo que difuso en la materia vive,
Y aquella esencia más sutil y pura
Que sobre la materia y sobre el libro
Mi espíritu insaciable adivinaba.

Ella en tus ojos arde,
Ignota al vulgo, pero a mí patente;
Por eso, al contemplarlos,
No vi el color ni percibí la línea,
Y me embriagué de célica hermosura,
Y sentí rumor de alas
Que, en torno a mi cabeza,
El demonio socrático movía.

En otros ojos leo
La historia del amor en cifra breve;
La blanda luz de la pasión que nace,
Y las serenas horas
En que dos almas, sin hablar, se entienden;
La interna llama que potente cruje,
Y arde en las venas y a la lengua asoma;
El hervidor afán, la inquieta mente,
La voz primera que el amor declara,
Alma con alma confundidas luego,
Y al fin la negra sombra
Que envuelve al alma viuda y desolada,
Al espirar de la ruidosa tarde.

Pero en los tuyos, el amor perenne,
Algo que en mí despierta
Mezcla de amor y religioso culto,
Cielo sin nubes, devoción tranquila,
Que a recordar me lleva,
No ya la vida exuberante y varia
Que brota de los pechos inexhaustos
De la madre común Naturaleza,
Perpetua en el mudar de sus amores,
Sino la sacra y mística Teoría
Que forman las ideas
Eternas, inmutables,
Girando en torno a la Verdad Suprema.

Y no sólo la flor de la hermosura
En ti difunde su sagrado aroma;
No sólo me apareces
Una en la esencia, en formas inexhausta;
No sólo se revisten
En ti de gallardísima figura,
De nueva claridad por ti bañadas,
Las hijas de mi indócil fantasía:
Ora la noble dama montañesa
Su palafrén rigiendo,
Para imponer al valle su tributo;
Ora la ninfa griega
Que anima el soto y en la fuente ríe,
O hace correr la savia
Por el tronco gentil a que se enreda,
Del prolífico amor presa y vencida;
Sino que el rayo de tus dulces ojos
Es impulso inicial de mi albedrío,
Germen de soberanas fantasías,
Alto señuelo a mi ambición de fama,
Horno do se caldea
El metal en fusión del pensamiento,
Piedra quilatadora
Donde el sentir y el entender se prueban;
Raudal de frescas aguas
Que dan entendimiento de hermosura.
Quien aplicó su labio a tal corriente,
¿Qué sabor no hallará triste y amargo?
¡Cieguen los ojos que tu rostro vieron,
Si han de mirar de otra mujer los ojos! »

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A…

» Ojalá cada sol que te amanezca
Aún más hermosa y más feliz te mire!
¡Nunca tu frente oprima
El demonio tenaz del pensamiento,
Ni blando rostro, halagadora risa,
Hielen en ti la flor del sentimiento!
No llorarás por ti, serás dichosa;
Mas no a la compasión tu ánimo cierres,
Porque en llorar con el dolor ajeno
Hay alto y melancólico placer. 
»

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Marcelino Menéndez Pelayo

El filósofo autodidacto, de Abentofail (fragmento)

» Abentofail no es un iluminado, aunque en ocasiones lo parece; no es un sufí ni un asceta, aunque en cierto modo recomienda el ascetismo; no es un predicador popular, sino un sabio teórico que escribe para corto número de iniciados; no es un musulmán ortodoxo, aunque tampoco pueda llamársele incrédulo, puesto que busca sinceramente la concordia entre la razón y la fe, y al fin de su libro presume de haberla alcanzado. Es, sin duda, un espíritu más religioso que Avempace y que Averroes, pero debe mucho a las enseñanzas del primero, así como a las del gran peripatético Avicena. De Averroes fue gran protector cerca del segundo rey almohade Yusuf, y le alentó mucho para que emprendiese sus análisis y comentarios de las obras del Estagirita. Y, sin embargo, Aristóteles influye en su pensamiento mucho menos que los alejandrinos. Si usa los términos de su psicología, es con diverso sentido. En Aristóteles el entendimiento agente era una facultad del alma; en Abentofail, como en todos los metafísicos árabes, es una inteligencia separada, una emanación de Dios. Todo el esfuerzo de su filosofía se cifra en aspirar a la unión o conjunción del alma con el entendimiento agente, pasando por los grados intermedios del entendimiento en acto o en efecto y del entendimiento adquirido. En esa conjunción residen la inmortalidad, la perfecta sabiduría y la beatitud; siendo el entendimiento agente y separado a modo de una luz que difunde sus rayos por todo lo inteligible, suscitando en cualquier objeto los colores de la intelección. »

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De las vicisitudes de la filosofía platónica en España (fragmento)

» De los dos gigantes de la filosofía griega y aun de toda filosofía, Aristóteles ha influido en la educación del género humano mucho más directamente que Platón. La manera libre, vaga y poética de la Academia, ha tenido siempre menos adeptos que la rígida disciplina y el severo dogmatismo del Liceo. La influencia de Platón en el mundo moderno es, por decirlo así, influencia expansiva y difusa; la influencia de Aristóteles es influencia concentrada, formal, despótica. La una, más que doctrinas cerradas, ha inspirado vagos anhelos y generosas idealidades; la otra ha cristalizado el pensamiento en fórmulas y categorías. El platonismo ha servido como estímulo de invención y despertador de propio pensar; el peripatetismo, como organización sistemática y método de enseñanza. Enlazados estrechamente en su origen, hasta el punto de ser a los ojos de quien no se deje deslumbrar por diferencias más accidentales que íntimas, una sola filosofía y no dos, han llegado a separarse totalmente en su evolución histórica, hasta el punto de aparecer como encarnizados enemigos y odiosos rivales. La bandera del maestro ha protegido a todos los disidentes de la escuela del discípulo, y raras circunstancias han hecho que en los períodos críticos la bandera de Platón haya aparecido siempre como bandera de libertad; la de Aristóteles, como bandera de orden, cuando no de servidumbre. Todos los insurrectos de la escolástica árabe, judía o cristiana, son en mayor o menor grado platónicos. Ha habido en todo esto singulares contrasentidos, derivados casi siempre de un falso, superficial y no directo conocimiento de los dos grandes filósofos griegos, cuyos nombres se invocan sin cesar como gritos de combate; pero para la historia de la filosofía, tanto importa el Aristóteles falsificado como el genuino; tanto el Platón fantaseado por los alejandrinos y los teósofos, como el mismísimo discípulo de Sócrates en sus propios originales. Entre ambos pensadores han pasado por una serie de encarnaciones y metamorfosis no menores que las de los dioses del politeísmo antiguo; la virtud genial del pensamiento humano es tan invencible, que aun imponiéndose un yugo y acatando una autoridad, halla siempre algún resquicio por donde reconquistar su libertad nativa, y a la sombra de un comentario o de una interpretación, a veces desvariada y mil leguas distante del texto que se interpreta, acierta a producir sistemas originalísimos. Si desde el principio de la Edad Moderna Aristóteles y Platón hubiesen sido perfectamente entendidos y críticamente explicados, como han llegado a serlo en nuestros días, el desarrollo histórico de la filosofía se hubiese verificado ciertamente por diverso camino y dentro de otros moldes, pero quizá el resultado especulativo hubiese diferido muy poco del que hoy alcanzamos. Pero sin perdernos en vagas conjeturas sobre lo que pudo ser, y ateniéndonos a lo que realmente fue, es cosa de toda evidencia que la filosofía anterior a Kant se desenvolvió orgánicamente bajo la forma de la enciclopedia aristotélica, así en la división de los tratados y de las cuestiones, como en el modo de plantear los problemas y de traerlos a resolución; siendo el mismo cartesianismo más bien un llamamiento a la independencia de la razón, que una verdadera filosofía, y siendo el empirismo sensualista una remozada interpretación de ciertos conceptos que estaban en germen más o menos latente, en la psicología experimental de Aristóteles, por más que desde Bacon en adelante fuese hábito en los innovadores superficiales renegar de su verdadero si bien no confesado maestro. Aristóteles, no sólo por la fuerza del pensamiento especulativo, sino por haber sistematizado todas las nociones científicas que en su tiempo existían (herencia que el género humano acrecentó poco durante largos siglos), por haber llegado a una concepción total del mundo y de la vida, por haber satisfecho con unidad y grandeza la aspiración incontestable de ley, método y disciplina, que en todo ser racional existe, merecía y no podía menos de obtener la cátedra de ciencia universal en que la Edad Media le puso. Pero por grandes que el prestigio y la autoridad de Aristóteles fuesen, nunca, ni en la Edad Media, ni mucho menos en el Renacimiento, dejaron de levantarse contra su dominación voces hostiles, unas solicitando la renovación total o parcial de los métodos; otras limitándose a hacer la crítica de lo existente y reservando la tarea de edificar para después de haber demolido; otras aspirando a cierta manera de eclecticismo o de concordia; algunas, en fin, procurando restaurar lo que alcanzaban de la filosofía griega anterior al Estagirita, y naturalmente con más predilección, las doctrinas, nunca del todo olvidadas, del idealismo platónico. Nadie ignora por qué camino habían llegado éstas al mundo moderno. Sin la escuela de Alejandría sería imposible explicarlo. Por medio de Philón y de los judíos helenizantes, penetraron en la ciencia talmúdica y en la Cábala; por medio de Orígenes y del seudo-Areopagita penetraron en la ciencia cristiana, y con Escoto Eríugena descendieron por el río de la Escolástica; finalmente, por medio de los libros de Proclo, del falso Empédocles y de otros teósofos del último tiempo, alcanzó la influencia a los nestorianos de Persia y de Siria, que iniciaron a los árabes en la filosofía. Así, en tres divergentes rayos, irradió el sol de la ciencia antigua desde un solo foco, que en rigor no era platónico ni aristotélico, sino sincrético, predominando Aristóteles en la lógica y en la física, y Platón en la metafísica y en la teología. »

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VICENTE MEDINA (ESPAÑA,1866-1937)

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VICENTE MEDINA TOMÁS

Poeta español. De origen modesto, cursó la carrera del Magisterio. En una etapa de su vida fue maestro en Santa Fe (Argentina). Su lírica es sencilla, de sentido popular y regional; se le ha comparado con Gabriel y Galán, cantor de sus tierras de Salamanca y Extremadura. Algunas obras, Aires murcianos (1898), con prólogo de Azorín; La canción de la huerta (1901) y Poesías (1908) colección de composiciones seleccionadas. Estilizó el panocho, especie de dialecto de la huerta de Murcia. También escribió comedias de ambiente regional.

Vicente Medina Tomás. Archena (Murcia), 27 de octubre de 1866 – Rosario de Santa Fe (Argentina), 17 de agosto de 1937

FUENTE: http://www.regmurcia.com

De niño vendedor de libros a joven soldado

El día 27 de octubre de 1866, festividad de San Vicente, nació en Archena, concretamente en la Plaza del Príncipe, Vicente Medina Tomás, hijo de una familia muy humilde. Su padre, Juan de Dios, era jornalero y su madre, Joaquina, tenía que ayudar al sostenimiento del hogar cosiendo en una sastrería.

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Su padre fue molinero, leñador, cartero y un sin fin de oficios más. Finamente fue contratada como camarero en alguna oficina del Balneario de Archena, y en vista de su gran afición a los libros, el administrador del balneario le aconsejó que pidiese algunos a Madrid y pusiese en el balneario un puestecillo de libros y periódicos. Fue precisamente por este motivo por el que Vicente Medina se aficionó a la lectura. En las temporadas en las que cerraban los Baños, acompañaba a su padre por los pueblos, vendiendo libros y periódicos.

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A los trece años de edad fue a Madrid a trabajar como servidor de un procurador de tribunales, lugar del que regresó a su pueblo natal para seguir vendiendo libros. A los dieciocho años ingresó en el ejército en San Fernando (Cádiz), donde alcanzó el grado de cabo de Infantería, siendo destinado después a la Capitanía General de Cartagena. Una vez allí, visitó las Islas Baleares y Barcelona a bordo de la fragata «Numancia», coincidiendo con la celebración de la Exposición Universal. Con el fin de viajar y descubrir mundo, se presentó voluntario para zarpar hacia Filipinas, donde estuvo poco más de un año. Fue precisamente en Manila donde se publicaron por primera vez unos versos suyos que firmaba con el seudónimo de «M. Nadie».

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Estancia en Cartagena y primeras obras literarias

De vuelta de las posesiones españolas en el Pacífico, se licencia en 1890 para regresar a Archena con el fin de abrir un pequeño comercio de tejidos, pero la mala marcha del mismo hizo que se cerrara. Decidido a emigrar hacia Orán, como muchos compatriotas suyos en aquella época, salió nuevamente con destino a Cartagena, con el fin de embarcar para Argelia. Pero una vez allí consigue encontrar trabajo en el Arsenal y en una oficina comercial. Será en esta ciudad portuaria donde publique los primeros poemas con su nombre, en la revista El Álbum. Estos versos fueron reconocidos por algunas de las figuras literarias del momento, como Clarín o Valera. También publica colaboraciones en El Diario de Cartagena, El Republicano, o Las Noticias.

En 1891 Vicente Medina contrajo matrimonio con Josefa Sánchez Vera.

En 1895 publica su primera obra con el título de Náufrago, que cosechó buenas críticas. Poco tiempo después escribe El Rento, un drama en el lenguaje huertano. En 1898 edita Aires Murcianos, que eleva su fama a nivel nacional.

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Ante el éxito que cosecha, decide escribir y editar sus propias obras de teatro con la finalidad de que le reporten algunos beneficios, al tiempo que desempeñaba el oficio de cronista de Cartagena. A pesar del prestigio que alcanzó, la escasez económica lo empujó de nuevo a emigrar y, en 1908, partió rumbo a Argentina, concretamente hacia Buenos Aires.

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City of Rosario, Santa Fe, Argentina (Photo credit: Wikipedia)

Su primera experiencia en América

Al llegar a Buenos Aires decidió que era una ciudad demasiado grande para él y se trasladó a Rosario de Santa Fe, lugar donde a través de diversos empleos bien remunerados, consigue cierto bienestar económico. Estos ingresos le permitieron ser terrateniente, e imitar en su finca Hume la huerta murciana. No volvió a publicar nada hasta que dos desgraciados sucesos le llevan a ello: el inicio de la Primera Guerra Mundial y la muerte de su mujer. En 1915 publica La Canción de la Guerra, un canto al dolor producido por la guerra, y en 1921 el libro Compañera, una serie de poemas de gran tristeza por la pérdida de su esposa.

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Con motivo de la vuelta a la actividad literaria, Vicente Medina desarrolló una gran labor editorial, que se tradujo en la fundación de la revista Letras y en su presencia en conferencias y recitales.

Extremadura, Spanien. December 2007.

Extremadura, Spanien. December 2007. (Photo credit: Loui Loui)

En 1924 causó baja en la empresa Remonda y Monserrat debido a problemas de salud. Pero en 1926 la empresa cambió de dueños y en una auditoría se descubrió un desfalco del que fue acusado. El poeta fue condenado a cuatro años de prisión atenuada en el Parque de Bomberos de Rosario.

Su regreso a casa y el viaje final a Argentina

Tras cumplir condena recibe una invitación para dar una conferencia en París. Aprovechó este viaje para volver a su tierra natal en 1931.

Es recibido con homenajes en Archena, Murcia y Cartagena. Los años siguientes los pasó en su localidad natal, donde compró una casa y se instaló. Allí participó activamente en la vida política republicana y apoyó al Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936.

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HOMENAJE EN ARCHENA

Poco antes de comenzar la Guerra Civil volvió a Argentina. Llegó enfermo y murió el 17 de agosto de 1937, alejado de la tierra que fue centro de su mejor poesía.

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English: Saladillo neighborhood. Rosario, Santa Fe, Argentina. Español: Barrio Saladillo. Rosario, Santa Fe, Argentina. (Photo credit: Wikipedia)

Cielos diabólicos, Rosario, Santa Fe, Argentina

Cielos diabólicos, Rosario, Santa Fe, Argentina (Photo credit: Wikipedia)

 

FUENTE: http://www.epdlp.com

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VICENTE MEDINA

TEXTOS :

VICENTE MEDINA

Cansera, de Cantos Murcianos

» ¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
arroyás y pegás a la tierra;
pa ver los sarmientos rüines y mustios
y esnüas las cepas,
sin un grano d’uva,
ni tampoco siquiá sombra de ella…
Pa ver el barranco,
pa ver la laera,
sin una matuja… ¡Pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!…
Anda tú, si quieres,
que a mí no me quea
ni un soplo d’aliento,
ni una onza de fuerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten, siquiá la cosecha…
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan…
Anda tú, si quieres…
No he d’ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se fueron,
pa no volver nunca, tantas cosas buenas…
esperanzas, quereres, suöres…
¡To se fue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra…
Por esa sendica se fué la alegría…
¡Por esa sendica vinieron las penas!…
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!… ¡Si no me espertara!…
¡Tengo una cansera!…
»

Carmencica

» ¡Releñe, cuánta prisa! ¿No la has visto?
¡Carmencica con novio!
¡Y no está encelaïca, que digamos,
platica que platica con el mozo
los dos mu rejunticos
sentäos en el poyo!
¡Válgame Dios! me da como tristeza
de que sea tan pronto.
¡Señor, si es una cría!
Si ayer mesmico, como dice el otro,
llevando elante su maná de pavos,
corría esaliñá por los rastrojos,
y era una cabra suelta, que la vías
abora del barranco en lo más hondo
y aluego en lo más alto de las lomas
y empués allá en el soto,
siempre pegando blincos y corriendo
dende un lugar a otro,
y siempre, ennegrecía y tan secuza,
que tö en su cara se volvían ojos…
Y, mirándola espacio,… no es la mesma…
¡si da, de verla, gozo!
¡Si su cara tié lumbre
y tién sombrica de parral sus ojos!
¡Si hasta paéce que el seno quiere ahogarla,
de llenico y reöndo!…
Con tó y con ello… ¡vaya, me da pena
de verla ya con novio!…
Y no es que no lo tenga… pué tenerlo;
pero más alantico… no tan pronto
que paéce va con ella esta coplica
que anoche, de rondeo, echaba un mozo:
Tempranera me has salío
como la flor del almendro
¡Cuánta flor tempranerica
se guiela o se lleva el viento! 
»

Los niños solos

» Los níos solos
De dolor píando,
que no hay quien los sienta,
están en el güerto los riseñorcicos …
azoräos vuelan
alrëor de sus níos en onde
ni siquiá un pajarico les quëa…
¿Qué píar y píar más amargo!…
¡dan una tristeza!
………………………..
De las cosas que esjaran el pecho,
Te digo que es un pasar por la güerta:
¡ni siqiá un mocico!…
¡toícos pa la guerra!…
¡las casa solicas!…¡los padres llorando!….
¡se siente una pena!… 
»

RAMÓN MARÍA DEL VALLE INCLÁN (1869-1936)

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RESEÑA BIOGRÁFICA

RAMÓN MARÍA DEL VALLE INCLÁN 
(1869-1936)

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Escritor español, nacido en Villanueva de Arosa (Pontevedra) y fallecido en Santiago de Compostela. Pasó su infancia y adolescencia en su comarca natal y cursó la carrera de abogado en la Universidad de Compostela. A los veinte años se trasladó a México, de donde regresó poco después. En 1895 inició en Madrid sus tareas literarias con cuentos y artículos, publicados en la prensa, que permitían vislumbrar al futuro maestro. Recorrió gran parte de América del Sur y de 1914-18 vivió en Francia.

FUENTE:  http://www.los-poetas.com

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Valle-Inclán representa, frente a la línea de la Generación del 98 propiamente dicha –Unamuno, Azorín, Antonio Machado…- una tendencia más esteticista y complacida en efectos de lenguaje y forma -es decir, lo que se ha llamado en literatura «modernismo»-. No se trata, sin embargo, de un vacío estilismo; en el trabajo de taracea de Valle-Inclán, e incluso en su curiosa y extravagante personalidad, rodeada por él mismo de fabulosos embustes, había un designio moral en la búsqueda de refinada perfección, siquiera en el arte.

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                                                                                                                                                                 ANTONIO MACHADO

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Su obra es vasta y toda ella marcada por un sello inconfundible; en cuanto a la poesía, sus versos están hoy demasiado olvidados, porque su calidad pictórica y musical no responde a los gustos que han venido luego; pero no pierden su vigencia.

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                                                                                                                                      VALLE

ROSA HIPERBÓLICA

Va la carreta bamboleante
por el camino, sobre una foz,
el can al flanco va jadeante,
dentro una sombra canta sin voz:

-Soñé laureles, no los espero,
y tengo el alma libre de lid.
¡No envidio nada, si no es dinero!
¡Ya no me llama ningún laurel!

Pulsan las penas en la ventana.
Vienen de noche con su oración,
mas aún alegran en la mañana
los gorriones de mi balcón.

Echéme al mundo de un salto loco,
fui peregrino sobre la mar,
y en todas partes pecando un poco,
dejé mi vida como un cantar.

No tuve miedo, fui turbulento,
miré en las simas como en la luz,
di mi palabra con mi alma al viento,
como una espada llevo mi cruz.

Yo marcho solo con mis leones
y la certeza de ser quien soy.
El Diablo escucha mis oraciones.
Canta mi pecho: ¡Mañana es Hoy!

Va la carreta bamboleante
por el camino, sobre una foz,
el can al flanco va jadeante,
dentro una sombra canta sin voz.

English: Wayside cross in Laraño, Santiago de ...

English: Wayside cross in Laraño, Santiago de Compostela Galego: Cruceiro en Laraño, Santiago de Compostela (Photo credit: Wikipedia)

ROSA DEL CAMINANTE

Álamos fríos en un claro cielo azul,
con timideces de cristal
sobre el río la bruma como un velo,
y las dos torres de la catedral.

Los hombres secos y reconcentrados
las mujeres deshechas de parir,
rostros obscuros llenos de cuidados,
todas las bocas clásico el decir.

La fuente se seca, en torno el vocerío,
los odres a la puerta del mesón,
y las recuas que bajan hacia el río….

Y las niñas que acuden al sermón.
¡Mejillas sonrosadas por el frío,
de Astorga, de Zamora, de León!

Rosa

Rosa (Photo credit: Lumiago)

ROSA MATINAL

Ante la parda tierra castellana,
se abre el verde milagro de una tierra
cristalina, en la paz de la mañana,
y el castañar comienza con la sierra.

El agrio vino, las melosas niñas,
la vaca familiar, el pan acedo,
un grato son de flauta entre las viñas,
y un místico ensalmar en el robledo.

El dionisiaco don de los molinos
enciende las divinas represalias,
y junta ramos celtas y latinos
en trocaicos cantares de faunalias.

Raptada, por la escala de la Luna,
la sombra de Tristán conduce a Iseo,
y amanece en las ondas sobre una
barca de luz, el áureo Cebedeo.

Al coro de la vieja romería
que tiene su camino en las estrellas,
la maternal virtud de la Mahía
lleva el triunfo de sus cien doncellas.

En un verde cristal de relicario,
son de esmalte los valles pastoriles,
tienen la gracia núbil del plenario
de las doncellas en los veinte abriles.

Al pie de las solanas abaciales
sinfoniza el bordón de las colmenas,
y en los huertos, en sombras de frutales,
dan su agreste fragancia las entenas.

Se enfonda y canta en las sonoras hoces
el Sil divino, de dorada historia,
y la gaita de grana da sus voces
montañera. ¡Del Celta es la Victoria!

Español: El escritor Ramón María del Valle-Inc...

Español: El escritor Ramón María del Valle-Inclán con los actores Mariano Asquerino e Irene López de Heredia en el Teatro Muñoz Seca de Madrid (Photo credit: Wikipedia)

ROSA VESPERTINA

Anochece: En la aldea,
un gallo cacarea
mirando el amapol
del Sol.

Vacas y recentales
pacen en los herbales,
y canta una mociña
albina.

El refajo de grana
de la niña aldeana
enciende al cristalino
lino.

En el fondo del prado
el heno agavillado,
entre llovizna y bruma
perfuma.

Por la verde hondonada,
la luz anaranjada
que la tarde deslíe,
ríe.

Y abre sobre la loma
su curva policroma,
el arco que ventura
augura.

Y toda azul, la hora,
tiene el alma que llora
y reza, de una santa
infanta.

Con el rumor de un vuelo
tiembla el azul del cielo,
y un lucero florece.
Anochece.

Ramon_Maria_Valle-Inclan

ROSA DE MI ROMERÍA

Trenzando en el aire
con púgil donaire
los ágiles pies,
mozas con panderos
van por los senderos
verdes, de Salnés.

¡Azules espejos
del sol a lo lejos,
ribera del mar. . .!
¡Vuelos de gaviotas!
1Cantos de derrotas!
¡Brazos a remar!

¡Por dorados cerros,
dorados becerros,
pastoril tropel!
¡Número y cantares
de los griegos lares
promueve un rabel!

¡Rumor de madreñas,
risas halagüeñas,
tropel pastoril!
¡Las sayas villanas
con verdes y granas
son rosas de abril!

Enlazan sus trinos
sobre los caminos
mirlo y ruiseñor,
y con canto y vuelo
el cristal del cielo
palpita de amor.

Bajo los castaños
que cuentan cien años
ondula el ferial:
lienzos padroneses,
ganados monteses,
quesos de Bretal….

Solfean los ciegos
sus cuentos labriegos,
y tras la oración
de Santa Lucía,
va la picardía
en el guitarrón.

Un pastor, consejo
demanda de un viejo
letrado en la ley, y al darlo,
el anciano halaga el lozano
lomo de un gran buey.

Dos bandos de aldea
se mueven pelea:
son Juno y Lesón.
El ferial ondula,
y un verso modula
de homérico son.

Por albos oteros
cantan los cabreros
envueltos en luz,
y en los hondos prados
juvencos dorados
alzan el testuz.

¡Risas moceriles
de los atropiles
que van a segar!
¡Eras amarillas!
¡Voces de las trillas!
¡Todo es a cantar!

Remotas campanas,
gaitas aldeanas, saludan al sol.
¡Qué majo el gaitero
sopla en el puntero
y templa en el fol!

¡Alma que encantada
fuiste en tu alborada
por entre la mies,
doliente alma mía,
vuelve en romería
tierras de Salnés!

Monte Rosa im Blick

Monte Rosa im Blick (Photo credit: uwelino)

ROSA DEL PARAÍSO

Esta emoción divina es de la infancia,
cuando felices el camino andamos
y todo se disuelve en la fragancia
de un Domingo de Ramos.

El campo verde de una tinta tierna,
los montes mitos de amatista opaca,
la esfera de cristal como una eterna
voz de estrellas. ¡Un ídolo la vaca!

Aladas sombras en la gracia intacta
del ocaso poblaron los senderos,
y contempló la luna, estupefacta,
el paso de los blancos mensajeros.

Negros pastores, quietos en los tolmos,
adivinan la hora en las estrellas.
Cantan todas las hojas de los olmos,
la mano azul del viento va entre ellas.

El agua por las hierbas mueve olores
de frescos paraísos terrenales,
las fuentes quietas oyen a las flores
celestes, conversar en sus cristales.

Con reflejos azules y ligeros
el mar cantaba su odisea remota,
gentil de luces bajo los luceros
que a los bajeles dicen la derrota.

Mi bajel, en el claro de la luna,
navegaba impulsado por la brisa,
sobre ocultos caminos de fortuna…
¡Era el cielo cristal, canto y sonrisa!

Con el ritmo que vuelan las estrellas
acordaba su ritmo la resaca,
y peregrina en las doradas huellas
fue sobre el mar una nocturna vaca.

En mi ardor infantil no cupo el miedo,
la vaca vino a mí, de luz dorada,
y en sus ojos enormes, con el dedo
quise tocar la claridad sagrada.

Ramón del Valle-Inclán-2 y otros

JOSÉ ORTEGA Y GASSET (ESPAÑA,1883-1955)

Antonio MACHADO

Antonio MACHADO (Photo credit: Wikipedia)

Español: Gregorio Marañón Moya

Español: Gregorio Marañón Moya (Photo credit: Wikipedia)

JOSÉ ORTEGA Y GASSET

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JOSÉ ORTEGA Y GASSET

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Filósofo y ensayista español, famoso por su crítica humanista de la civilización moderna. Nació en Madrid, en cuya universidad se doctoró en filosofía y amplió estudios en las universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo. Ortega consiguió el cargo de catedrático de metafísica en la universidad de Madrid (1910-1936).

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Sus artículos, conferencias y ensayos sobre temas filosóficos y políticos contribuyeron al renacer intelectual español de las primeras décadas del siglo XX y a la caída de la monarquía española en 1931. Su filosofía se popularizó en torno a la expresión «yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí». En 1914 publica Las meditaciones del Quijote, donde plasma su pensamiento filosófico de clara influencia kantiana y sus reflexiones sobre el hecho artístico (ampliadas en 1925 con la publicación de La deshumanización del arte). A comienzos de la década de 1920 sus escritos tienen una óptica menos subjetivista y están más orientados a analizar los comportamientos sociales de las masas que conforman la sociedad contemporánea (es la etapa conocida como perspectivista). Sus obras más destacadas en esta línea son España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923) y su título más destacado y de mayor trascendencia, La rebelión de las masas (1930). En ella critica la influencia destructiva de la mentalidad general, y por lo tanto de la gente mediocre, que de no ser dirigida por una minoría intelectual y moralmente superior alienta el ascenso del autoritarismo.

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A finales de la década de 1920 inicia una nueva profundización filosófica: es la etapa llamada raciovitalista, reflejada en obras como Kant. Reflexiones en torno a un centenario (1929), En torno a Galileo (1933), Ideas y creencias (1940) e Historia como sistema (1941) entre otras. Publicó numerosos comentarios y artículos en periódicos a los que se sintió muy ligado: El Imparcial (creado por su abuelo) y posteriormente El Sol, que fundó él mismo.

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Fue asimismo fundador de las revistas España (1915) y La Revista de Occidente (1923), que sirvieron para difundir hasta 1936, las tendencias filosóficas y culturales de moda en el primer cuarto del siglo XX, principalmente las de procedencia germánica y las obras de españoles, como los hermanos Manuel y Antonio Machado, o jóvenes poetas que formarían la Generación del 27.

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Sus comentarios en periódicos o revistas se recopilaron en los ocho tomos de El espectador (1916-1935). Opuesto a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1930), colaboró en la caída de la monarquía de Alfonso XIII y el advenimiento de la II República.

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Con este fin creó la Agrupación al Servicio de la República, grupo político en el que participaron otros intelectuales como Gregorio Marañón o Ramón Pérez de Ayala, y en nombre del cual fue elegido diputado a las Cortes constituyentes de 1931. Descontento con la orientación radical de la Constitución de 1931 (en especial por la aprobación del Estatuto de Autonomía de Catalunya) abandonó su puesto de diputado. Con el estallido de la Guerra Civil española (1936), Ortega abandonó el país y residió en Francia, Holanda, Argentina y Portugal antes de su regreso en 1945. Entre las obras de esta última etapa hay que destacar ¿Qué es filosofía? (1950) y, publicadas póstumamente, Meditaciones sobre Europa (1957) y El hombre y la gente (1958). Igualmente hay que mencionar sus estudios sobre pintores españoles, en especial, Papales sobre Velázquez y Goya(1950) y Velázquez (1954).

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FUENTE:  http://www.epdlp.com

TEXTOS:

EL ESPECTADOR (FRAGMENTO)

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El espectador (fragmento)

» La verdad, lo real, el universo, la vida – como queráis llamarlo – se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fiel a su punto de vista, si ha resistido a la eterna seducción de cambiar su retina por otra imaginaria, lo que ve será un aspecto real del mundo. Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mi pupila no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios. Dentro de la humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a trozos de universo para los otros inasequibles. La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales. Lo que para uno está en último plano, se halla para otro en primer término. El paisaje ordena sus tamaños y sus distancias de acuerdo con nuestra retina, y nuestro corazón reparte los acentos. La perspectiva visual y la intelectual se complican con la perspectiva de la valoración. »

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Monumento a Miguel Primo de Rivera (1929) (Pla...

Monumento a Miguel Primo de Rivera (1929) (Plaza del Arenal, Jerez de la Frontera, España) (Photo credit: Wikipedia)

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Bundesarchiv Bild 102-09412, Primo de Rivera und der König von Spanien (Photo credit: Wikipedia)

BLAS DE OTERO (BILBAO 1916,MADRID 1979)

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BLAS DE OTERO

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«…
De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos…»

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«Psyique opening the golden box»

John William Waterhouse

Reseña biográfica

Poeta español nacido en Bilbao en 1916.
Recibió una formación religiosa con los jesuitas y después de terminar su bachillerato se licenció en Derecho
en Valladolid, carrera que nunca ejerció. Se trasladó luego a Madrid donde se dedicó por entero a la creación literaria.
Obtuvo varios premios importantes entre los que se cuentan: Boscán de Poesía en 1950, Premio de la Crítica en 1959
y el Fastenrath de la Real Academia en 1961.
«A modo de antología» y «Todos mis sonetos», son sus obras más representativas.
Fallecido en Madrid en 1979.

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FUENTE:  http://amediavoz.com

Españahogándose


Cuando pienso
en el mar         es decir
la vida que uno ha envuelto desenvuelto
como
olas
sonoras
y sucedió que abril abrió sus árboles
y yo callejeaba iba venía
bajo la torre de san Miguel
o más lejos
bajaba
las descarnadas calles de Toledo
pero es el mar
quien me lleva y des lleva en sus manos
el mar desmemoriado
dónde estoy son las márgenes
del Esla los esbeltos álamos
amarillos que menea el aire
no sé oigo las olas
de Orio                Guetaria
Elanchove              las anchas
olas rabiosas
es decir la vida que uno hace
y deshace
cielos
hundidos días como diamante
una
guitarra en el Perchel de noche
la playa rayada de fusiles
frente a Torrijos y sus compañeros

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Ímpetu

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

De «Ángel fieramente humano» 1950

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Juicio final

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.

18152

La tierra

De tierra y mar, de fuego y sombra pura,
esta rosa redonda, reclinada
en el espacio, rosa volteada
por las manos de Dios, ¡cómo procura

sostenemos en pie y en hermosura
de cielo abierto, oh inmortalizada
luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol; poma madura.

Pero viene un mal viento, un golpe frío
de las manos de Dios, y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.

Un río echado, sin rumor, vacío,
mientras la tierra sigue a la deriva,
¡oh Capitán, oh Capitán, Dios mío!

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Lo fatal

Entre enfermedades y catástrofes
entre torres turbias y sangre entre los labios
así te veo así te encuentro
mi pequeña paloma desguarnecida
entre embarcaciones con los párpados entornados
entre nieve y relámpago
con tus brazos de muñeca y tus muslos de maleza
entre diputaciones y farmacias
irradiando besos de la frente
con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo
con tu vientre de hostia transparente
entre esquinas y anuncios depresivos
entre obispos
con tus rodillas de amapola pálida
así te encuentro y te reconozco
entre todas las catástrofes y escuelas
asiéndome el borde del alma con tus dedos de humo
acompañando mis desastres incorruptibles
paloma desguarnecida
juventud cabalgando entre las ramas
entre embarcaciones y muelles desolados
última juventud del mundo
telegrama planchado por la aurora
por los siglos de los siglos
así te veo así te encuentro
y pierdo cada noche caída entre alambradas
irradiando aviones en el radar de tu corazón
campana azul del cielo
desolación del atardecer
así cedes el paso a las muchedumbres
única como una estrella entre cristales
entre enfermedades y catástrofes
así te encuentro en mitad de la muerte
vestida de violeta y pájaro entrevisto
con tu distraído pie
descendiendo las gradas de mis versos.

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Luego

Cuando te vi, oh cuerpo en flor desnudo.
creí ya verle a Dios en carne viva.
No sé qué luz, de dentro, de quién, iba
naciendo, iba envolviendo tu desnudo

amoroso, oh aire, oh mar desnudo.
Una brisa vibrante, fugitiva,
ibas fluyendo, un agua compasiva,
tierna, tomada entre un frondor desnudo.

Te veía, sentía y te bebía,
solo, sediento, con palpar de ciego,
hambriento, sí, ¿de quién?, de Dios sería.

Hambre mortal de Dios, hambriento hasta
la saciedad, bebiendo sed, y, luego,
sintiendo, ¡por qué, oh Dios!, que eso no basta.

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Mademoiselle Isabel, rubia y francesa…

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquél o ésta, oh mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en esa.

Princesa de mi infancia; tú, princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le…le…, oh Isabel,
Isabel!e…., tu jardín tiembla en la mesa.

De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos
y en tu cuerpo de rosa: mariposa

rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.

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RAFAEL DE LEÓN (POESÍAS Y CANCIONES)

«…La saliva en mi boca se hizo nieve,
y me morí como un jacinto breve
apoyado en la rosa de tu hombro…»

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«Nude»

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RAFAEL DE LEÓN

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Reseña biográfica

Poeta español nacido en Sevilla en 1908 en el seno de una familia de alta burguesía.
Desde niño estudió en colegios privados de órdenes religiosas y en 1926 ingresó a la Universidad de Granada
para iniciar sus estudios de Derecho, trabando amistad allí con Federico García Lorca cuyo estilo poético marcó
toda su carrera.
La obra poética de Rafael de León está dividida en dos grandes apartados: poesías propiamente dichas,
y letras para canciones.  En casi toda su obra, inspirada en ambientes muy típicos de Andalucía, se refleja
el gracejo popular andaluz.
Entre sus obras más destacadas figuran: «Pena y alegría del amor», «Profecía» y «Romance de la serrana loca».
Falleció el poeta en la ciudad de Madrid, en 1982.

FUENTE:  http://amediavoz.com

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Auto de fe

A Conchita Piquer

Esta noche de agosto
he quemado tus cartas…
¡Ocho años de vida apasionada!

Mi corazón ardía
en medio de las llamas,
rodeado de fechas,
¡cenizas de mi alma!

Los abrazos crujían,
los besos se quejaban,
y los dulces «¡te quiero!»
de tinta y de esperanza,
en una pirueta
de fuego, se rizaban.

Como una serpentina,
tu nombre se alargaba,
y era un puente la firma
sobre un río de brasas
que, silenciosamente,
sin voz, se desplomaba.

Esta noche de agosto
he quemado tus cartas…

¡Ocho años de vida apasionada!

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Centinela de amor

Te puse tras la tapia de mi frente
para tenerte así mejor guardado,
y te velé, ay, amor diariamente
con bayoneta y casco de soldado.

Te quise tanto, tanto, que la gente
me señalaba igual que a un apestado;
pero qué feliz era sobre el puente
de tu amor, oh mi río desbordado.

Un día, me dijiste: – No te quiero…-;
y mi tapia de vidrios y de acero
a tu voz vino al suelo en un escombro.

La saliva en mi boca se hizo nieve,
y me morí como un jacinto breve
apoyado en la rosa de tu hombro.

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Cuatro sonetos de amor

I

Decir «te quiero» con la voz velada
y besar otros labios dulcemente,
no es tener ser, es encontrar la fuente
que nos brinda la boca enamorada.

Un beso así no quiere decir nada,
es ceniza de amor, no lava hirviente,
que en amor hay que estar siempre presente,
mañana, tarde, noche y madrugada.

Que cariño es más potro que cordero,
más espina que flor, sol, no lucero,
perro en el corazón, candela viva…

Lo nuestro no es así, a qué engañarnos,
lo nuestro es navegar sin encontrarnos,
a la deriva, amor, a la deriva.

II

Me avisaron a tiempo: ten cuidado,
mira que miente más que parpadea,
que no le va a tu modo su ralea,
que es de lo peorcito del mercado.

Que son muchas las bocas que ha besado
y a lo mejor te arrastra en su marea
y después no te arriendo la tarea
de borrar el presente y el pasado.

Pero yo me perdí por tus jardines
dejando que ladraran los mastines,
y ya bajo la zarpa de tus besos

me colgué de tu boca con locura
sin miedo de morir en la aventura,
y me caló tu amor hasta los huesos.

III

Otro domingo más sin tu mirada,
dejándome morir junto a la gente
que pasa y que traspasa indiferente
a mi canción de amor desesperada.

Una yegua de celos colorada
corre llena de furia por mi frente
y galopa de oriente hasta occidente
en busca de tu falsa coartada…

Porque yo sé de más que en esta hora
hay alguien que los labios te devora
y comparte la cepas de tu vino.

Mas, como de perderte tengo miedo,
no ahondo en la maraña de tu enredo
y comulgo con ruedas de molino.

IV

Peso poco en tu vida, casi nada,
como un leve rumor, como una brisa,
como un sorbo de fresca limonada
bebido sin calor y a toda prisa.

No adelanto el compás de tu pisada,
ni distraigo la salve de tu misa,
y en tu frente de nardo desvelado
no llego ni a recuerdo ni a sonrisa.

Y en cambio tú eres todo, mi locura,
mi monte, mi canción, mi mar templado,
el pulso de mi sangre, la llanura

donde duermo sin sueño ni pecado,
y el andamio en que apoyo con ternura
este amor que nació ya fracasado.

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Rafael de León

Despedida

Se iba el tren, y quedaba,
en el aire una mancha
no sé si negra o blanca
de tu brazo…

¡Ay distancia
floridamente amarga!
que tajaba y borraba
aquella línea larga
Y corta y hielo y ascua
que era tu brazo…

Estaba
yo en el andén, sin alma,
y una saliva áspera,
fiera, me apretujaba
la tímida garganta
¡y la brisa borraba
tu brazo!

¡Ay fragancia
a brazo que se escapa
en la noche pintada!
Y qué hondo panorama
en esta vida ácida
de tu brazo…

¡Almohada
de mis noches infaustas,
y nivel de mi agua,
y escaparate para
mi pobre vida lacia,
y soporte de plata
de mi cansancio, y vara
de azucenas nevadas
en mi mortaja árida!…
¡Ay, tu brazo!

¡La traílla
del potro de mis ansias
y el estribo que alza
mi vida de la charca!
Pero se fue…

Clamaba
un resuello de máquina
y un arrastrarse, áspera-
mente, desigualmente
de madera compacta
y de muebles sin alma…
Y se perdió tu brazo…
¿Hasta cuándo? ¿Di?

¿Hasta cuándo?
Que caiga
de esta gran noche alta
toda una lluvia blanca
de estrellas de esperanza,
-¡estación negra y mala
reverso de estas ansias!
Sí: que caiga y que caiga
un estrellón de plata
para que mi esperanza
espere brava y ancha,
tu vuelta. ¡Tú! Mi almohada
y mi espuela y mi daga,
que hoy te vas, en la marcha
de un jardín que se acaba!

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JULIO CARO BAROJA (MADRID,1914-1995)

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JULIO CARO BAROJA

Julio Caro Baroja (Madrid13 de noviembre de 1914 – Vera de Bidasoa (Navarra), 18 de agosto de1995) fue un antropólogohistoriadorlingüistafolklorista y ensayista español, sobrino del escritor Pío Baroja y del pintor y escritor Ricardo Baroja.

TRAYECTORIA

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Hijo del editor Rafael Caro Raggio y de Carmen Baroja, sobrino del novelista Pío Baroja y del pintorRicardo Baroja, y hermano del documentalista, etnógrafo y escritor Pío Caro Baroja, fue discípulo deTelesforo AranzadiJosé Miguel de BarandiaránHermann Trimborn y Hugo Obermaier, quienes lo encaminaron a la historia y a la etnografía.

Se doctoró en Historia antigua por la Universidad de Madrid, donde ejerció brevemente como profesor. Posteriormente dirigió el Museo del Pueblo Español de Madrid, pero trabajó básicamente en solitario. Por distintas razones, tanto personales como circunstanciales, se mantuvo al margen de la universidad, excepto durante dos cortos períodos de docencia, uno en Coímbra y otro, mucho más tarde, en el País Vasco. Realizó numerosos viajes por España y el extranjero, con estancias prolongadas en Estados Unidos e Inglaterra (entre 1951 y 1953), dedicándose, como dijo alguna vez, «a sus labores».

Fruto de su formación y de los maestros que tuvo, sus primeros trabajos tratan sobre temas etnográficos, escritos cuando tan sólo tenía 15 años, así como su tesis doctoral en 1941, que fue la base de una trilogía muy posterior acerca de los ciclos de las fiestas de invierno (El carnaval, 1965), de primavera (La estación de amor, 1979) y de verano (El estío festivo, 1984).

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En sus primeros libros se expone una síntesis de la etnología en España y en particular de la del País Vasco: Los pueblos del norte de la península Ibérica (1943), Los pueblos de España (1946), Los vascos (1949).

Sus estudios relacionados con aspectos tecnológicos vienen de la época en que dirigió el Museo del Pueblo Español. Entre ellos caben destacar los dedicados a los arados españoles (1949) y a los molinos de viento (1952), publicados en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, de la que fue director durante quince años.

Viajar al Sahara en 1952 hizo que su interés se orientara hacia el hecho de las minorías étnicas. Publicó los Estudios saharianos (1955), quizás el libro más valioso acerca de este territorio africano bajo dominio español en aquella época. Los moriscos del reino de Granada (1957) y otros posteriores marcan el sincretismo entre etnografía e historia, por ser fruto de su intensa labor de investigación en los archivos de la InquisiciónLas brujas y su mundo (1961), su obra más conocida, Vidas mágicas e Inquisición (2 vols., 1967) y, sobre todo, Los judíos en la España moderna y contemporánea (3 vols., 1961–1962). Otros estudios sobre grupos o minorías oprimidas nos dan una visión de los gitanosmendigos o bandidos del área mediterránea.

Ritos y mitos equívocos (fragmento)

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“ La dendrolatría en el norte de España, en las provincias vascongadas, Santander y Asturias, tuvo siempre caracteres muy definidos a consecuencia de la vegetación forestal que hay en aquella zona, caracteres que se asemejan de manera evidente a los que tuvo el culto a los árboles de los viejos países europeos del centro y del septentrión.
Estas formas en síntesis son tres: veneración por los árboles y bosques en general; veneración por determinados árboles y bosques en particular; veneración por los espíritus que habitan los árboles y los bosques. Tales espíritus son muchos y de diversa índole. Aquí no nos fijaremos más que en los más característicos. Aparte de esta veneración religiosa, pero sin duda derivada de ella, queda todo un cuerpo de principios de Derecho, más o menos consuetudinarios, más o menos estrictos, que hacen que los árboles, y antes que ninguno el roble, tengan un significado profundo en la vida colectiva, política y legal.

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Los númenes más conocidos de los bosques de la antigüedad clásica son los sátiros y las ninfas (dríadas y hamadríadas) en Grecia, los silvanos y faunos en Roma. No es cuestión de hacer un resumen de lo que se creía acerca de ellos. La mitología estética y superficial de los poetas y escritores de otra clase (retóricos, etc.), griegos y latinos, quitó, en parte, a estos seres el aire rústico y natural con que se los imaginaron los hombres del campo. Por eso en el folklore de Europa, en los países en que no hubo en la antigüedad un desarrollo literario considerable, los autores modernos han podido recoger creencias tocantes a espíritus o demonios de los bosques, de aspecto a veces más primitivo que el de las clásicas, pero claramente relacionadas con ellas. Sobre el paralelismo de unas y otras se fundan las teorías de Mannhardt, seguidas por Frazer.

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En este aspecto de la religiosidad y de la mitología europeas particularmente, en el que autores de principio de siglo verían con mayor claridad el tránsito del animismo (en el sentido en que lo definió E.B. Tylor, por no hablar del “animatismo” anterior) al politeísmo. Hay una serie de datos filológicos y folklóricos por los que se puede ver como el árbol al que se cree en un principio en sí divino, va convirtiéndose en mansión de la divinidad después, o tiene un doble divino, o una divinidad tutelar. La distinción entre las dríadas y las hamadríadas (de aire más arcaico) es de las más significativas en este aspecto. Divinidades que en un tiempo se consideraban como tutelares de los árboles, parece que antes “fueron los mismos árboles” o “habitaron en ellos”.

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FUENTE:  http://www.epdlp.com

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